A comienzos de la tercera década del siglo XIX una nueva epidemia de cólera azotaba Europa. España y Portugal se mantenían no obstante libres de la enfermedad mas, la lucha por el trono del Reino vecino posibilitó la entrada del cólera morbo asiático en nuestro país pues España, neutral en la contienda por el trono lusitano, permitió que fondeasen en las Islas Cíes las embarcaciones de ambos bandos y los contactos establecidos, a pesar de las normas sanitarias dictadas, entre los habitantes de la zona y las flotas infectadas, trajeron la luctuosa consecuencia de la expansión de la epidemia desde comienzos de 1833.
El primer brote gallego pudo ser controlado, no así el que se produjo en el sur, llegado igualmente desde Portugal, en Agosto y que principió en Ayamonte. El invierno detuvo al bacilo empero en la primavera de 1834 volvió a activarse hasta completar el año y medio durante el cual estuvo vigente, tiempo en el que según los estudios más recientes sesgó 300.000 vidas, el 3% de la población total española.
En la provincia de Córdoba se vieron afectados 34 pueblos. La epidemia comenzó el 15 de mayo terminando el 31 de diciembre. 35.254 personas fueron invadidas por la enfermedad, falleciendo 2.533.
Se desconoce el número total de enfermos y fallecidos de Benamejí pero la incidencia de la enfermedad en la población debió ser grande (véase que sí se conoce esta cifra en las cercanas Antequera y Cuevas de San Marcos donde se registraron 1.028 y 120 muertos respectivamente), dividiéndose en dos brotes. Prueba de lo anterior es que “La Gazeta de Madrid” (antecedente del Boletín Oficial del Estado) llega a recoger un estadillo diario de la evolución de la enfermedad en dos ocasiones, el 17 de abril y el 17 de junio.
En el primero se refleja el estado sanitario de la villa de Benamejí desde el día 7 al 10 de abril, advirtiendo el Subdelegado principal de Fomento de la provincia de Córdoba en nota inserta tras el cuadro que “Siguen acometidos de diarreas muchas personas, especialmente mujeres de la clase pobre, a mi parecer nacido de los desarreglos gástricos y de la impresión de terror”.
En el segundo se da parte del estado sanitario de un momento correspondiente al segundo brote de la enfermedad, desde el día 6 al 8 de junio.
Además de la desgraciada muerte de muchos vecinos la epidemia de cólera trajo una consecuencia de cariz político para Benamejí, la segregación o emancipación administrativa de Palenciana perteneciente hasta entonces a nuestro municipio, al negarse el Ayuntamiento de Benamejí a repartir proporcionalmente con Palenciana los fondos recibidos del Gobierno para hacer frente a la situación generada por la enfermedad y la crisis de subsistencia consiguiente.
