JUAN MANUEL MORALES. Es una buena noticia para la cultura la aparición de este estudio riguroso y necesario. Nos descubre el autor una iglesia inserta en un contexto político en el que se dieron tanto la desamortización como los acuerdos con el estado, y desarrolla cómo se ajusta la iglesia de Benamejí a las normativas dispuestas o las complejas relaciones con los Marqueses de Benamejí.
Aporta interesantes historias acaecidas con el conocido “Tesoro” de la iglesia, las joyas y alhajas parroquiales, así como planos donde sorprende por ejemplo la ubicación del coro bajo. Ha debido de suponer un sobre esfuerzo la consulta de tantos archivos y material bibliográfico, alguno salido de autores locales como Remedios Morán Martín o de iniciativas locales como las valiosas Actas de las Primeras Jornadas de la Real Academia de Córdoba en Benamejí, de 1998, que parecen haber aportado parte de lo referente a lo sucedido en los años tratados con el convento de Carmelitas de Benamejí. No obstante aporta Velasco nuevos datos sobre la historia del edificio, que pudo haberse convertido, según nos descubre, en una segunda parroquia. Sobre ese edificio podemos ofrecer al autor el material gráfico que tenemos para el Museo de Benamejí, tanto el dibujo del Catastro de Ensenada, donde aparece definido el campanario del convento, como sobre todo la interesante fotografía original de principios del siglo XX en la que aparece completamente retratado el volumen original del convento de Benamejí (a excepción de su campanario que como se apunta bien en el libro cae en 1905); así también podemos continuar definiendo el edificio con la localización en la actualidad de lo que fuera su claustro original, aun recuperable.
Agradecemos al autor su trabajo, porque nos ayuda a definir unos personajes, tanto los Marqueses y su desidia a veces en sus labores de patronos de la iglesia de Benamejí, como el clero eclesiástico, descubriéndonos a protagonistas como D. Pedro José de Castro, conciliador y defensor de las joyas desaparecidas en la parroquia, o a los “exclaustrados”, presbíteros expulsados de sus conventos y que lucharon por encontrar su papel tanto en la iglesia como en la sociedad. Recomiendo a los lectores encontrar en el libro el caso especial de uno de ellos, del Carmen Descalzo, que regentó las escuelas que se ubicaron en la parte desamortizada del convento. Quizás la existencia de estos exclaustrados, además de la pertenencia a la Cofradía del Carmen, explique en parte los símbolos del Carmelo que encontramos en muchos de los portones de Benamejí. El libro enumera y describe lugares, y las propuestas que hubo de modificación de los mismos, como en el caso de la ampliación de la iglesia, y un sinfín de historias más, que presentadas con tan acertada portada, engloban una “joya”, en este caso bibliográfica, más de Benamejí.
El libro fue presentado tanto en Diputación de Córdoba como en la Iglesia de Benamejí, el pasado día 6 de septiembre con la presencia del subdelegado del Gobierno, D. Juan José Primo Jurado.
