Oasis

Corren tiempos extraños, tiempos de cambio social. Tiempos en los que la inmediatez se apodera de nuestro ritmo de vida. Los medios de comunicación han sido solapados por las redes sociales y en ocasiones todo pasa tan rápido que ni siquiera nos da tiempo a reflexionar sobre lo que pasa.
Pasamos de un tema a otro con la rapidez de un rayo. Viajamos de una epidemia de ébola a un caso de corrupción pasando por un pequeño infiltrado en la alta sociedad como si una película estuviese pasando ante nuestros ojos.
Y ya hay poco que nos sorprenda. Hasta los políticos se están empezando a dar cuenta de que todo está cambiando y de repente vemos a un joven candidato a la presidencia del Gobierno como tertuliano en un programa de televisión o a otro colgado en una estación eólica. Si esto mismo se lo dijésemos a alguien hace 10 años nos hubiera tachado de locos.
Hoy todo el mundo está comunicado y la gente se entera en el momento de lo que pasa. Son tiempos en los que una chica en República Checa se entera de que horas antes un coche ha volcado en calle José Marrón de Benamejí e incluso tiene pruebas gráficas.
Son tiempos en los que la actualización del estado en Facebook sirve para desahogarnos casi más que el hombro de un buen amigo.
Tiempos en los que se usan los medios que tenemos a nuestro alcance para hacer llegar de manera indirecta lo que le queremos decir a alguien realmente.
Y por desgracia también son tiempos en los que el ejercicio de la libertad de expresión todavía puede llegar a costarte la vida (descansen en paz los 12 fallecidos del semanario satírico Charlie Hebdo a manos de terroristas). O también puede costarte una denuncia por parte de la Audiencia Nacional como al humorista Facu Díaz por un discutido sketch.
Aún así, existe luz dentro de toda esta vorágine informativa. Ya no dependemos de lo que diga el telediario para enterarnos de lo que pasa. Por suerte existen muchas maneras de acceder a la información y el que quiera, puede ver, comparar y quedarse con lo que le más convenza.
Todavía existen unos pocos oasis en el desierto en los que pararse a reflexionar, pensar y expresarse. Lo único que hay que hacer es tratar de encontrarlos. Si así lo desean, aquí tienen uno de ellos.

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