Toda la tarde del Miércoles Santo estuvo pasada por agua, algo que hacía presagiar que la procesión no iba a poder salir, y así fue…
A las nueve de la noche, hora señalada para la salida de la procesión, la lluvia no había remitido, de hecho no lo hizo en toda la noche, y eso hizo que los responsables de la Hermandad de la Santa Cruz decidieran que los pasos no salieran a la calle y se quedaran en la Ermita de San Sebastián y en la Iglesia de la Inmaculada Concepción.