La escultura de la Virgen de Gracia

JUAN MANUEL ARJONA // La Virgen de Gracia, Patrona de Benamejí y la escultura de igual advocación de la iglesia de Los Remedios de Antequera, hoy denominada como la del Rosario, tienen muchos puntos en común, no caben dudas.

2013--9-virgendegracia El erudito y pintor antequerano, José María Fernández, a mediados del siglo pasado y en su monografía sobre los templos de su ciudad, escribió: “Con las más bellas imágenes de la Virgen que posee Antequera, ha de contarse la del Rosario. Es obra de maestro sevillano o granadino de principios del siglo XVII. Su encarnación y estofado se renovó a mediados de la centuria siguiente. Como ya lo indica la primera fecha apuntada, esta Virgen de tan fina y noble silueta, es anterior a la iglesia actual.”
Jesús Romero Benítez en su Guía Artística de Antequera, de 1985, dice de ella: “En la capilla del Sagrario destaca como pieza más interesante la escultura de la Virgen del Rosario, posiblemente de Pablo de Rojas o de su círculo, aunque renovada su policromía a fines del siglo XVIII.”
El mismo Jesús Romero en su última publicación Antequera Ciudad Monumental, de 2012, fruto de su labor incesante de investigación, escribe: “… en la capilla del Sagrario, destaca la escultura de la Virgen de Gracia, que realizó el escultor Andrés de Iriarte el año 1600 para la desaparecida ermita de San Bartolomé.” Hay que aclarar, como veremos más adelante, que cuando los Terceros Franciscanos se instalan en el casco urbano de Antequera lo hacen en la antigua ermita de San Bartolomé, situada en el camino de Estepa, pasando poco después a su definitivo emplazamiento justamente enfrente, y al mismo se llevan la preexistente Virgen de Gracia.
Este gran crítico y estudioso del arte, J. Romero, fue quien nos indicó, en una de sus visitas a Benamejí, que nuestra Virgen de Gracia tiene todos los ‘estilemas’ para poder decir que salió de las gubias de Andrés de Iriarte, muy próximos a los de la escuela granadina: dulzura en la expresión de las caras, suavidad en las formas y funciones, boca pequeña, mirada ligeramente hacia abajo… Los exponentes más destacados de esta escuela granadina son: Rodrigo Moreno, Pablo de Rojas, Bernardo de Gaviria, Alonso Cano, etc.
Si comparamos las dos imágenes veremos en ellas la similitud del drapeado del manto y sus pliegues, la pierna derecha avanzada, en actitud de caminar, las manos casi idénticas y la posición del Niño Jesús bendiciendo y sostenido sobre la mano izquierda de su madre. No podemos hacer comparativa de la cara de ambas vírgenes pues parece que a nuestra Patrona le fue retallada la cabellera en el s. XVIII, para adaptarla al gusto de la época, y además las dos han sido repolicromadas en varias ocasiones perdiendo en parte su policromía original.
Pero además de estos rasgos estilísticos coincidentes hay otros hechos históricos que ayudan a corroborar la autoría de la talla.
Las comunidades religiosas solían acudir a los mismos artífices para las obras que hubieran de realizar.
Los Terceros Franciscanos llegan a Antequera en 1519, donde fundaron un convento en el partido de Las Suertes. En el año 1607 se trasladaron a la ermita de San Bartolomé, en la calle Estepa. A lo largo del s. XVII fueron construyendo el monumental convento casi enfrente en la misma calle. Hoy ese convento es el actual Ayuntamiento, con la iglesia de Los Remedios adjunta que hace ‘a la par’ de santuario mariano de La Patrona antequerana.
No es casualidad que en los últimos años de ésa décimo quinta centuria Fray Diego de la Cruz y Mendoza (1575-1659), hijo de Diego de Bernuy Barba y de Isabel Hurtado de Mendoza, tomara los hábitos franciscanos, además llegando a cargos de Provincial de los Recoletos Franciscos, Visitador y Custodio de la provincia de Granada.
Está documentado que en Benamejí hubo monjes franciscanos por esas fechas, de fin del quinientos, quizás en esas avanzadillas de prospección y búsqueda de patrocinadores con su consecuente labor predicadora a la población entre las que contaban el ensalzamiento de virtudes y milagros de determinadas imágenes. Entre ellas, seguro que figuraba, La Virgen de Gracia. Trabajo laborioso que realizaban los monjes antes de solicitar asentamiento estable. Parece ser que los Bernuy no estaban en condiciones económicas de afrontar la fundación de un convento, máxime en esas fechas que acababan de sufragar las infraestructuras de su villa y comenzado la construcción de la iglesia-parroquia. Los Carmelitas Descalzos tuvieron más fortuna años después.
Sí dejo huella la presencia de Los Franciscanos: la gran devoción y veneración que hubo de producir entre la población de Benamejí la bella imagen de La Virgen de Gracia unido a las órdenes emanadas del Concilio de Trento de veneración de las Vírgenes Marías, hizo que, seguramente a instancias de los señores, se quedara definitivamente.
Tampoco debe ser por azar que la patrona de Antequera sea La Virgen de Los Remedios y la de Benamejí La Virgen de Gracia, ambas emanan del mismo venero: Los Franciscanos.
Andrés de Iriarte, (¿…? -1604), gran escultor antequerano, trabaja a finales del s. XVI principios del XVII. Son numerosas las obras documentadas que se le adjudican tanto en Antequera como en los pueblos del entorno.
Su relación con Los Franciscanos tuvo que ser estrecha pues en su testamento dice “(…) mando que quando la voluntad de Dios nuestro señor fuere servida de me llebar desta presente vida mí cuerpo sea sepultado En la yglesia de señor san francisco desta ciudad En la capilla de la sangre de donde soy hermano (…)”.

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