JUAN MANUEL MORALES. Es mérito de algunas almas grandes hacer que lo difícil parezca fácil. Y eso es lo que esa noche nos hicieron sentir. La velada del pasado 11 de septiembre, comenzaba con las emotivas palabras del conductor y organizador del evento, Curro Reyes, hacia el recientemente desaparecido cantaor Antonio Losada, en presencia de su hija y de su mujer. Y ya desde el principio el acto pintaba bien, y ya desde ese momento cabía plantearse la enorme labor de las peñas con el flamenco. Abrían la noche la joven de Palenciana Rafi Velasco, y la sabia guitarra de Fernando Rodríguez, desde la Puebla de Cazalla (inevitable asociarla al gran cantaor José Menese), también acompañante y maestro de cante de las dos jóvenes de Benamejí que cantarían a continuación. Sonaron tientos, tangos y unas granaínas de gran profundidad, muy frescas en la voz de Rafi.
Y esa frescura, valentía y sentida interpretación se acrecentaron con la jovencísima Rocío Reyes. Hay que decir mucho ya de ella y de su emoción; aún notándosele el esfuerzo, le acompañan la actitud y las cualidades. Canta muy bonito, muy para adentro, pero llega afuera. Consigue afinar y es valiente. Nos dio lo que queríamos escuchar, flamenco de verdad, citando a Don Antonio Mairena y metiéndose de lleno en unas bulerías que animaron al mismo alcalde, que se encontraba en el recinto junto con otros clásicos y responsables de la Partía, como Juan de Dios López o José Arias. Gente como Rocío Reyes son la esperanza del flamenco en Benamejí.
El ya octogenario Antonio Canillas sorprendió con su torrente de voz. Quien acompañara a Morente o Carmen Linares, cantó al compás de la guitarra segura y limpia de Paco Cortés. Cantó la malagueña de nuestro Cayetano Muriel, guajiras y abandolaos de Juan Breva. Y llegó después la esperada Mari Carmen Lara, la otra gran esperanza para nuestro flamenco. Lo de esta niña surge tan natural que sobrecoge y emociona. Y para que siga siendo así debe sin duda de continuar con su aprendizaje y desde la tradición abrirse a nuevos caminos, pero no desde el tópico fácil, sino desde la letra sincera, filosófica y la poesía. Qué voz más bonita, qué seguridad y qué alegrías más sonoras y sinceras nos dejó.
Tras ella, la veterana onubense Regina estuvo correcta en su voz prodigiosa y sonó muy “flamencona” en sus tangos. Su cierto acomodamiento en lo efectivo de las notas extendidas y en los clásicos desplantes en los remates fueron salvados sin duda por un cante a capela que realmente llegó.
Y cuando ya eran las tres de la madrugada y parecía que no seríamos capaces de continuar en el asiento, el Chozas hizo espectáculo, con su cante hablado, sus marianas, sus quiebros naturales y el trasfondo filosófico de sus letras. E hizo un cierre delicioso de la Partía con sus aires de ranchera mexicana y su preciosa y flamenca habanera de Carlos Cano.
Y entre los asiduos al acto, caras nuevas, como la del que suscribe, e incluso algunos japoneses. Pero es que realmente hubo calidad. Tanta que el espacio podría tener más categoría. Y puesto que además hay quien se desplaza a ver la Partía, incluso expertos y críticos de revistas especializadas, propongo que se recupere para su celebración el espacio digno que puede ser el Lagar, del que aún se conservan libre su ubicación y los elementos estructurales, que serían reposicionables; la Partía no es cualquier cosa, que tiene voces como las de estas niñas que vienen con talento, formación y valentía, que lleva al igual que el Festival de Folklore treinta y cuatro años celebrándose, que tiene detrás el nombre del gran Cayetano Muriel, y sobre todo que Benamejí merece. El flamenco ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad; aportemos pues lo que nos corresponde para merecerlo y démosle un escenario a la altura, con buena acústica, belleza y un emplazamiento céntrico. Y es que las cosas que se disfrutan por unos pocos pueden tener encanto; pero en este caso ese romanticismo no beneficia a la Partía, que debe de tener un lugar por derecho, más difusión y más apoyo institucional, y además de cuidar que no coincida con otras actividades, como sucede, que puedan impedir la asistencia de más público interesado. Que en Benamejí adoramos el flamenco: el joven cantaor Miguel Poveda ha actuado este verano en Antequera y en Lucena y los que lo hemos visto continuamos impresionados.
El genial Curro Reyes remató el acto con unos imprescindibles fandangos de Lucena y acaba ahora este texto alabando y agradeciendo la labor de la Peña Flamenca. No se pierdan el próximo año la Partía. Que viva el flamenco en Benamejí, por los que son, por los que han sido y por los que vendrán.
