Desde este humilde medio de comunicación vamos a comenzar este mes con un serial de reportajes encaminados a explicar un poco cual es la situación que vivimos y cómo hemos llegado hasta este punto. Quizás no sirva para mucho, pero es nuestra manera de no quedarnos inmóbiles ante una situación que alguien ha creado y que nosotros estamos pagando. Es la “Crónica de una muerte anunciada”, la muerte de la economía de este país llamado España en el que nuestros gobernantes, sean de derechas o de izquierdas toman cada vez decisiones más brillantes para ahogar a un pueblo que mira cómo le quitan lo poco que tiene para que los poderosos no vean mermado su inmenso patrimonio.
Estamos en el país de “recortamos 10.000 millones en educación y salud” y por otro lado “inyectamos 10.000 millones para que no quiebren los bancos”… A continuación, un repaso de las cosas que debes saber sobre esta crisis.
¿Qué es la prima de riesgo?
Es el sobrecoste que exigen los inversores por comprar los bonos españoles en vez de los alemanes, sobre los que no existe duda en cuanto a su reembolso.
En otras palabras, los inversores que se dedican a comprar deuda de los diferentes países exigen que para garantizar su dinero se les pague más intereses por invertir en países con mayor riesgo de que su inversión no sea devuelta. Es decir un mayor beneficio a cambio de asumir mayor riesgo. Y por contra España paga un coste más elevado para obtener financiación.
La prima de riesgo española se calcula restando del interés que se paga por los bonos a diez años españoles el interés que se paga por los bonos alemanes en puntos básicos. Al tratarse de un diferencial, no sólo importa la debilidad de la deuda española si no también la fortaleza de la deuda alemana, que en estos momentos de incertidumbre se convierte en una inversión de muy baja rentabilidad pero muy segura.
Al cierre de esta edición la prima de riesgo se estaba en 533,41 es decir, 33 y 17 puntos más que Grecia y Portugal cuando se iniciaron sus respectivos mecanismos de rescate.
En cuestión de dos años nuestro riesgo ha crecido desde casi cero hasta dispararse por encima de los parámetros de países que antes veíamos como ejemplos muy lejanos.
¿Cómo estamos intentado recuperarnos?
Pues en principio la ecuación está bastante clara. Se trata de aumentar los impuestos y disminuir los gastos, o en otras palabras aumentar los impuestos e incrementar los recortes. Lo cual supone una inyección para las arcas estatales pero un golpe a la línea de flotación de la economía doméstica de las familias.
El Gobierno ya ha hecho pública su intención de realizar recortes en servicios públicos como la Educación o la Sanidad con el objetivo de conseguir equilibrar la balanza económica española. También se habla de subir impuestos, aumentar la edad de jubilación o disminuir las prestaciones por desempleo. Más ingresos y menos gastos. Hay que esforzarse para salir de esta situación, pero ¿a costa de quién?
Al final la situación financiera la tienen que arreglar los mismo, es decir, los ciudadanos de a pié. Otros crearon la burbuja en la que vivíamos, otros se la cargaron pero ahora los que la pagan son los mismo de siempre.
¿Por qué rescatar a los bancos?
En teoría la principal razón es que se da por hecho que salvando a los bancos se salva al sistema financiero y con él a la economía en su conjunto.
El problema es que se pasa por alto “inconscientemente” que los bancos son privados, tienen propietarios y directivos que los gobiernan con el fin de ganar dinero, cada vez más dinero, mientras que el sistema financiero es un bien público, no la suma de muchos intereses privados, sino algo cualitativamente distinto.
Obviamente, la solución tampoco puede ser la de dejar caer sin más a la banca por muy irresponsable y avariciosa que haya sido durante todos estos años porque eso sería hacer saltar por los aires el sistema económico sin alternativa alguna.
Las incoherencias del sistema
Ya hemos hablado sobre las diferentes medidas que los gobiernos (en plural) han tomado desde que comenzó esta crisis. En resumen, recortes y subidas de impuestos. Lo que llama la atención son las noticias que salen y las que no salen. La incoherencia reina hoy en día y es porque o estamos ciegos o nos toman por ello.
No se entiende como es posible que con la que está cayendo se pueda hablar de que un exbanquero que dimite pueda cobrar una ¡indemnización de millones de euros! o que se hable de que los clubes de fútbol deban a Hacienda 700 millones o que los políticos tengan dobles, triples y hastacuadruples sueldos. Son incoherencias del sistema y cuando se le pregunta a los que pueden tener algo que ver la respuesta suele ser un encogimiento de hombros y un “así es como funciona esto”.
Parense a pensar qué les pasaría si llevasen a su empresa a la ruina, o si debieran millones a Hacienda o si cobraran de tres o cuatro sitios sin declararlo. Bueno esto último mejor dejarlo ¿no?
El movimiento 15M
Hace un año el pueblo español se rebeló contra el sistema impuesto por los que mandan. Fuen un movimiento nacido desde el pueblo y que los poderosos tacharon de minoritario o con desprecios como la popularmente figura del “perroflauta”. Durante semanas los llamados “indignados” se manifestaron en la Puerta del Sol y en otros muchos sitios de la geografía española para protestar contra la situación a la que nos hemos visto abocados.
Un año más tarde la situación ha cambiado bien poco, o mucho, según se mire, estamos bastante peor que hace 365 días y lo que es más lamentable es que las medidas que se están tomando van todavía más encaminadas a disminuir la calidad de vida de la gran masa social española.
Las listas de paro son cada vez más largas y los sueldos de los que trabajan cada vez más cortos. Los políticos, sin embargo, siguen con su vida, capeando el temporal.
El ejemplo islandés
Islandia, pequeño país de 313.000 habitantes y una de las economías pujantes de Europa, la sexta nación más rica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en el cual, la presión popular hizo dimitir a un gobierno al completo, obligó a que se nacionalizaran los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que debido a la especulación financiera crearon con Gran Bretaña y Holanda y se convocó una asamblea popular constituyente para crear una nueva Constitución.
Y todo ello de forma pacífica: a golpe de cacerola, gritos y certero lanzamiento de huevos..
Ésta ha sido una revolución contra el poder político-financiero, contra el sistema neoliberal que ha conducido a Europa y a Estados Unidos hasta la crisis actual y que hizo padecer a Latinoamérica la peor crisis de su historia. Tal vez la razón por la que apenas se ha hecho referencia a lo que ha estado ocurriendo allí durante dos años obedezca al temor de que el resto de los ciudadanos europeos tomen ejemplo y actúen en consecuencia, habida cuenta de los buenos resultados que están dando.