Comandante Cruz

Como todos conocen desde el inicio de la publicación de BEIN, algunas de sus páginas se dedican a la historia y hechos acaecidos en nuestra localidad. El que se hoy se publica muy pocos lo conocen, ya por la edad, ya por la nula preocupación del origen de los nombres de nuestras calles, ya por la decidía.

0comandante-cruz2JUAN DORADO
Hoy nos vamos a adentrar en la historia de la familia Cruz y Cruz y el origen de la calle “Comandante Cruz”.Las informaciones han sido contrastadas y remitidas por D. Francisco Cruz y Cruz, hijo del Comandante Cruz. Aportaremos datos curiosos y trascendentes en la reciente historia de nuestro pueblo que nos servirán de crónica y recuerdo histórico.
En el Camino viejo de Lucena, en la prolongación de calle Córdoba, a la izquierda, antes de salir del pueblo, enfrente de las casas que hay delante de la piscina, hay una calle rotulada con el nombre de “Comandante Cruz”.

El Comandante Cruz
El Comandante Cruz. Su nombre completo : Bernardo Cruz Vázquez (1894-1950). Nació en Palenciana; era hijo de Francisco Cruz Cabello y de doña Carolina Vázquez González de Quintana; él de muy honda raigambre benamejicense; ella, natural de La Coruña, con ascendencia granadina, maestra nacional (ejerció en Salobreña y Palenciana). Fue titular del colegio de niñas de Benamejí durante el primer tercio del pasado siglo. Su labor se reflejaba en los valores humanos y didácticos que supo transmitirle a sus alumnas. Por ello, y gracias al resultado obtenido en los exámenes de sus discípulas en la visita girada por el Sr. Inspector de Zona , el 11 de mayo de 1911 nuestro Ayuntamiento acordó un voto de gracias por la labor que desarrollaba.
Más tarde contó con la colaboración de su hija Enriqueta, nuestra querida y conocida Doña Enriqueta, como la llamaban quienes aprendieron las primeras letras con ella, y de las cuales viven algunas en la actualidad guardando un grato recuerdo de la misma.
Bernardo, siguiendo la estela de su madre, obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza Elemental el 30 de enero de 1914 en la Escuela Normal de Granada. Dos años después es alistado y destinado a prestar el servicio militar en el Regimiento de Caballería Alfonso XII, en Sevilla, donde transforma su condición de enseñante por la de militar profesional. Asciende en breve plazo a sargento, dados sus estudios universitarios. Permanece hasta el año 1931. Contrajo primeras nupcias con doña Teresa Pedrosa Martín, muy querida en nuestro pueblo.
1931 marcará un antes y un después en su vida, con origen en dos acontecimientos: el primero es su matrimonio con Dolores Cruz Ramírez, de distinguida familia de Benamejí, residente en Sevilla, con lo que pone fin a su estado de viudo; el segundo, su pase a la situación de retirado por acogerse a los beneficios que la ley de Azaña le concede con vistas a la reorganización del Ejército. Supone tales acontecimientos, el traslado de la residencia familiar a Benamejí. Reincorporado a su Regimiento en 1936 con ocasión de la guerra civil permanece en filas hasta su muerte, ocurrida en Lucena, con el grado de comandante. Sus restos descansan en el cementerio de su querido pueblo de Benamejí.

La calle “Comandante Cruz”.
En el periódico “La Voz. Diario Republicano”, editado en Córdoba, del 7 de septiembre de 1935, en su página 5, se reproduce textualmente lo siguiente:
“Trágico suceso en Benamejí. Noticias telegráficas, recibidas de Lucena, dan cuenta de un trágico suceso ocurrido en Benamejí. Un padre y   un hijo se encontraban abriendo un pozo. Inmediato a éste había un pozo negro. Parece que en la pared del pozo negro se abrió una grieta y los gases penetraron en el pozo en construcción. Uno de los que en el mismo trabajaban, quedó muerto por asfixia. Acudieron numerosas personas que intentaron salvar a los que en el fondo del pozo se encontraban. La intervención del sargento retirado don Bernardo Cruz Vázquez fue tan eficaz que logró salvar a ocho personas que padecían síntomas de asfixia en el pozo. Se desconocen más detalles de este suceso.”
Dos hechos: el pozo en construcción se encontraba en el domicilio particular de Alejandro Martínez, en la calle José Marrón núm. 53; y que la intervención de tan abnegado ciudadano fue descender al pozo amarrado a la cintura por una cuerda, abrazarse a un cuerpo de los que allí yacían y hacer señales para que la pareja de la Guardia Civil que había acudido los izara a la superficie.
Esta operación, sin tregua alguna, por la cantidad de vidas en peligro en el fondo del pozo,- personas con síntomas de asfixia, algunos con pérdida de conocimiento y el cadáver de otro- la repitió el sargento ni más ni menos que nueve veces, sufriendo y sobreponiéndose a los efectos de tan malignas emanaciones, de las que se recuperó al cabo de varios días.
La repercusión informativa fue a nivel nacional y el reconocimiento por su actuación fue agradecido por todo el pueblo. Así, la Corporación Municipal, según consta en acta, acordó en sesión, dos días después, solicitar la concesión de recompensa en la Orden Civil de Beneficencia, cuyo acuerdo ratificó en 6 de mayo de 1939, solicitando la apertura del oportuno expediente; y el Ministro de la Gobernación concedió el ingreso en la citada Orden con categoría de Cruz de 2ª clase el día 20 de diciembre de 1940. La Prensa dio gran difusión, se recibieron felicitaciones de todo el territorio nacional.
No debe quedar su altruismo por sus semejantes reducido a la narración de este hecho histórico. Siempre estuvo volcado en la ayuda de los demás, e incluso con testimonios consultados con paisanos residentes en nuestra localidad dicen “ que en procedimientos que instruyó en el ejercicio de su función como juez instructor en los años cuarenta, muchas diligencias incoadas favorecían al procesado, evitando ejecuciones irreparables”. De hecho, puedo narrar que “por aquellos años, cierto día llegó a su casa a la hora de comer acompañado de un desconocido, se sentó a la mesa con la familia; al preguntarle, después, quién era el invitado, respondió que en su visita a la cárcel lo encontró y le dijo que no tenía dinero ni adonde ir; acababa de ser puesto en libertad, respondiéndole: vente a mi casa y comerás con nostros”.
Quienes lo han conocido expresan su sentir actual ”una gran persona, culto, lleno de valores, muy agradecido y familiar con los familiares de la que fue su primera esposa, caritativo y bondadoso” …… ese era nuestro Comandante Cruz.

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